
Ese ha sido uno de mis defectos que con el paso de los años no he logrado mejorar. Es como ser chascona. Si no fuera por la plancha para el pelo, sería como la chimultrufia.
Bueno, el punto es que desde siempre, tener que ordenar la pieza ha sido como un castigo para mí.
Recuerdo que cuando era chica (unos 15 años atrás) y llegaban las vacaciones. Lo primero que debía hacer era ordenar el dormitorio. Y ahí comenzaba la peor de las cárceles.
Mi padre era quien siempre sacrificaba su descanso en ayudarme, porque sabía que no importaba si poníamos música de fondo o nos riéramos de las cientos de cosas innecesarias que encontráramos, cuando llegaba la noche y veía a mi alrededor, yo siempre terminaba llorando.
Es que ordenar mi pieza no nos tomaba unas pocas horas. ¡¡Nos tomaba dos días completos!!
En primer lugar, debía recoger todo lo que estaba a la vista. Cuadernos, juguetes, papeles, basura y ropa. Una vez ordenada esa parte le tocaba el turno al velador y cómoda. Reorganizar la ropa y botar todos los papeles inservibles que metía en el cajón del velador, era bastante fácil. Tedioso, pero fácil.
Después venía lo terrible: El closet. Esas dos grandes y oscuras puertas de madera que escondían absolutamente de todo. Ropa, papeles, libros, cuadernos, basura, cachureos, juguetes, infinidad de cajas y todos los etcéteras que a una persona se le puedan pasar por la mente.
El primer paso era sacar todo. Luego, debía revisar una por una las cajas y, obviando las miles de arañas que ya habían formado familia en ellas, botar las cosas que no servían y tratar de organizarlas lo mejor posible.
Era imposible tratar de ordenar, sin volver a desordenar lo poco que ya había arreglado. Por lo que al llegar la primera noche, terminaba tirando todo lo que estaba sobre la cama al piso y, desolada, miraba como “mi orden” no avanzaba. Llorando me quedaba dormida.
Al día siguiente, continuábamos con la tarea. Le tocaba el turno a la ropa. Tenía que deshacerme de lo que ya no usaba y lo demás separarlo entre limpio y sucio, bueno y malo. Lo malo, a la basura. Lo bueno y limpio, a una bolsa para donar a algún hogar de niños. Lo bueno y sucio a la lavadora, para después regalarla.
Una vez que estaba todo listo, sacábamos dos bolsas negras de basura a punto de reventar y pasábamos la aspiradora. Después de eso no había como hacerme salir de lo que era el más limpio de los dormitorios. Me sentía como una princesa en un palacio blanco y perfumado.
Hoy en día las cosas han variado un poco, principalmente porque me ha poseído el espíritu de Mónica Geller (para quienes no la conozcan, es la hermana de Ross en Friends), por lo que una vez que comienzo, no me detengo hasta que queda todo impecable. Gracias a eso, ya no demoro dos días, sólo uno (completo, de la mañana hasta la noche), y cada vez me obsesiono más por tratar de dejar todo limpio y perfumado.
Mi padre ya no me ayuda, porque he logrado controlar el llanto y el desorden ya no es tanto como en aquellos años, sin embargo, es tal la conmoción que causa en los Quinzio Arenas el que yo ordene, que toda la familia sube a ver cómo quedó mi pieza una vez terminada. Después de todo, hay hechos que ocurren tan poco, que cuando uno está presente, debe apreciarlos en toda su magnitud.
3 comentarios:
me suena familiar todo eso...será porque me pasa algo similar jajaja con la diferencia q mi papá JAMAS me ayudo jajajaja... lo mas terrible de todo... es que el orden dura pocos dias... sorry x arruinarte el dia
jajajajaja
era yo obvio... pero no pude poner mi nombre... Carolina
hola lok, debo decir q es simpatica la revista q tienen, la voy a promover entre mis conocidos, pero no creo q tenga muxa aceptación ya q no habla de futbol y tampoco de minas, q son el tema primordial de converzacion de mi circulo de amistades.
no creas q no tenemos de q hablar, hay muxo, pero siempre los unicos temas en q llegamos a concenso son los 2 anteriormente nombrados.
bueno lok espero q te vaya bien en todo y sigas escribiendo esas simpaticas notas.
xauuuuuu
jajajaja...Quinzio, siempre tan sorprendente...como yo le decia a mi mamá, en mi desorden me entiendo, pero ella siempre en su afán de ordenar me complicaba todo, así que tenía que ordenar o simplemente no encontrar ciertas cosas cuando las necesitaba porque mamá las había "ordenado".
Ja...hoy tb. me he vuelto al espíritu de la srta. de friends, aunque mantengo el orden, es que vivir sólo te hace ser más ordenado para no tener que ordenar mucho, jajaja...que flojo no?
En fin, simpático tu texto, besos y se me cuida.
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