domingo, 22 de julio de 2007

Media Naranja

A lo largo de mi vida (que no ha sido taaaan larga tampoco) he pasado por etapas que van desde ser ultra romántica, hasta ser totalmente anti romance. Obviamente, cada momento ha sido definido, en gran parte, por las personas que me rodean. Sin embargo, siempre he estado convencida de que hay una media naranja para todos; a veces tenemos la suerte de conocerla, otras veces no (eso explica la soltería), pero de que existe, existe.
Dicen que cuando uno conoce a esa media naranja, nunca olvida el primero momento en que lo vio, porque desde ese mismo instante, sabes que es la persona con la que podrás ser feliz el resto de tu vida…
En mi primer día de trabajo en el canal, cuando cruce el umbral de la puerta de vidrio, recuerdo claramente haber visto en “la pecera” de prensa a un camarógrafo que estaba traspasando imágenes de su cinta a VHS. Lo vi, y lo encontré tremendamente varonil y guapo. “Mmmmhhh! Interesante este trabajo” pensé (aclaro que en esa época era una experta en joteo… detectaba hombres guapos a kilómetros, un don que compartía con muchas de mis amigas ingenieras). El ni siquiera se digno a mirarme de reojo.
Ese fue el primer momento en que vi a Christian. Lo tengo tan grabado, que no puedo evitar sonreír cada vez que vuelve a mi memoria.
Así mismo, recuerdo claramente cuando fue la primera vez que me molestó coquetamente, la primera vez que bailamos juntos, la primera vez que lo pillé mirándome de lejos y la primera vez que me abrazo. En todos esos momentos, sentí maripositas en el estómago que todavía se mantienen vivas.
Sin embargo, el día que jamás olvidaré será el 13 de octubre de 2006. Unos meses atrás con Christian habíamos conversado acerca de nuestros sentimientos, y el me había pedido tiempo para cerrar un capítulo inconcluso en su vida. Petición que yo había aceptado. Cuando habían pasado tres meses, me convencí de que él no estaba interesado. Y fue tal mi convencimiento, que decidí que Christian no me podía gustar más, así que tenía que alejarme de él. Sabía que iba a ser tremendamente difícil, porque trabajábamos juntos todos los días y había miles de instancias en las que teníamos que compartir. A pesar de eso, mi lejanía se sintió tanto, que más de una vez Christian me llamó para preguntarme que me pasaba y cuando yo le explicaba, me pedía que tuviera paciencia.
El día 12 de octubre, Christian, que tenía día libre, llegó más lindo que nunca a una reunión que había citado el gerente del canal. Finalizada la reunión, se acercó a mi y me preguntó si podíamos ir a comer algo cuando me desocupara. Unas horas antes, mi amiga Paulina me había ofrecido la mejor terapia del mundo: una obra de teatro cómica en la que se hablaba de las relaciones de pareja. Con un nudo en el estómago y odiando tremendamente al productor de la obra, le dije que no podía.
El se fue. Unos 10 minutos después sonó el teléfono de prensa. Cuando contesté era él. “Pucha, me cagaste. Bueno, en realidad yo la embarré, debí haberte avisado antes, pero lo dejamos para otro día, ya?, porque de verdad necesito hablar contigo”.
Yo estaba tan enojada en ese momento (¿cómo no se le había ocurrido llamarme antes de que me invitaran a la obra de teatro?) que acepté a regañadientes ir a almorzar con él al día siguiente…

1 comentario:

Simplementepauli dijo...

Que increible! parece que fue ayer cuando te vi temerosa ir a esa famosa cita, que quedó instaurada en la memoria de quienes te queremos... el día de la papa frita.... una fecha que puede tener miles de nombres dependiendo la pareja, es simplemente un día en el que quienes se aman se atreven a decir la verdad sin temores... y es verdad para todos existe una media naranja, la magia esta en saber descubrirla y aprovechar la oportunidad, sin que el miedo te gane ... cierto Quinzio????
Besitos!