domingo, 14 de octubre de 2007

Verdadera amistad


El año 1998 entré a estudiar Ingeniería Plan Común en la Universidad de Concepción(las razones de el “pequeño” cambio vocacional lo explicaré en otra ocasión) . Como no soy de esas personas extrovertidas, que desde el primer momento se hacen de grandes amigos, en lugar de ir a clases con las secciones que me correspondían y donde no conocía a absolutamente nadie, opté por ir a las de mi amiga Patty Cabalá, que sí tiene la capacidad de hacerse de amigos al instante.
La primera clase fue Química, y cuando entramos a la sala, la Patty inmediatamente saluda a una niña y me dice “sentémonos con ella, es amiga de la Rocío”. Esa niña era la Pili (por Priscilla, no Pilar ni nada parecido) y gracias a ella y a sus amigos de años superiores, durante lo que duró el famosísimo y temible mechoneo, logramos arrancar y ahora, 10 años después, podemos decir con orgullo que jamás fuimos mechoneadas.
Después de la etapa traumática, vino todo lo que era la recepción de los mechones, un evento organizado por la carrera que incluía un asado en el Club de Campo Bellavista, la elección de la reina y rey de primer año, y una fiesta de finalización.
Los mechones de ingeniería son 550 en total, de ellos, 150 deben ser mujeres y 400 hombres (un paraíso para quienes estudiamos en “colegio de señoritas”), por lo que el proceso de elegir a los candidatos a reyes es bastante especial.
Recuerdo claramente lo traumática, pero a la vez inolvidable, de esa experiencia. Fue durante una clase de cálculo. Llegaron los alumnos “grandes” a decirnos que debíamos elegir a quienes representarían a la sección en el proceso. Para elegir a la candidata a reina, nos hicieron pasar adelante a todas las mujeres que estábamos en la sala (que con suerte éramos 10) y los hombres tenían que votar quién sería “su reina”. No creo que sea necesario detallar lo incómodo del momento, basta decir que estar “en vitrina” no es algo que repetiría nuevamente.
Cuando ellos terminaron, nos tocó el turno a nosotras.
Estando frente a todos los varones del curso, nos dijeron que debíamos elegir a nuestro rey. Nos miramos entre nosotras, sonreímos, y procedimos a analizar a los especimenes presentes. Mi vista se fijó inmediatamente en un pelaito que estaba tranquilamente sentado en una esquina, sin embargo, por los comentarios que comenzaron a realizar mis demás compañeritas, me di cuenta que la pelea estaba entre otros dos jóvenes que, según ellas, eran minos. Mientras miraba a los dos supuestamente estupendos compañeros, sin convencerme, una niña bajita y delgada que estaba a mi lado dijo “Yo elegiría al pelaito”. Inmediatamente la miré sonriendo. “Yo también”. Y me sonrío de vuelta. El resto nos miró con cara de “deben estar locas” y, como estamos en democracia, eligieron a los dos minos para ser candidato a rey y suplente respectivamente.
Los organizadores se retiraron y la clase continúo normalmente.
Al salir de la sala, nos juntamos unas pocas y nos fuimos comentando lo que había sido el proceso de elecciones que recién habíamos vivido. Todas nos reíamos y coincidíamos en que había sido extraño, pero gracioso.
En eso, una rubia de chochitos dice “Oye, ¿y ustedes como se llaman? Yo me llamo Oliva, no Olivia como la de Popeye, OLIVA”. “Yo soy Patty”, “Yo Gaby”, “Yo Andrea”, “Yo Carolina”, “Yo Priscilla, pero me dicen Pili”, “Yo Isabel”.
Ese fue el comienzo de una hermosa amistad que dura hasta hoy. En el camino, se fueron sumando nuevas amigas, como la Milenka, la Mariela y la otra Carolina (“La hermana del Kutthy”), y hemos perdido el contacto con otras.
Algunas nos cambiamos de carrera y las que siguieron en Ingeniería debieron optar por especialidades. Sin embargo, hoy, 9 años después, seguimos siendo excelentes amigas, y, cada vez que nos juntamos, es como revivir ese instante en que un pequeñísimo grupo de mechonas reían y comentaban un momento de sus vidas.

1 comentario:

Unknown dijo...

Hola Isabel. Estoy buscando a Patty Cabalá. No de de ella hace muchos años. me puedes ayudar con su correo. Soy Alejandro Salazar de Colombia. Muchas gracias