
Recuerdo claramente la primera lluvia que viví en Concepción. Lo primero que me impresionó fue la cantidad de agua que caía. Me imaginaba que en cualquier momento el agua iba a entrar a la casa y volveríamos a poner las toallas en las puertas para que absorbieran algo de la lluvia.
Una de mis primeras reacciones fue ir a mi pieza a ver qué cosas tenía en el piso, para asegurarme de que todo estuviera en orden y no perder cosas valiosas como me pasó en Antofa.
Al rato, comenzaron los ruidos extraños. Justo ese día mis papás habían salido y mi hermano mayor tampoco estaba, así que sólo éramos Felipe y yo en la casa. El estaba fascinado, yo aterrada.
Mientras el feliz me contaba como caían rayos y sonaban los truenos, yo lo único que le pedía era que no abriera las cortinas y se alejara de las ventanas, porque juraba que algún rayo iba a dar exactamente en mi casa, jajajajajaja!!
En eso, suena el teléfono. Fue peor!! Ahí me sentí la protagonista de una película de terror en la que el asesino llama a su víctima, para decirle que ha llegado su hora. Pero no, afortunadamente era una compañera del colegio que, recordando que yo era del norte y que probablemente todo eso era nuevo para mi, me había llamado para tranquilizarme y hacerme entender que los rayos y truenos eral algo más que normal en una ciudad del sur de Chile.
Cuando le corté, ya estaba algo más relajada, y justo llegaron mis papás, así que pude sobrevivir ese día. A pesar de eso, sigo sin tenerle cariño a la lluvia, para que hablar de los rayos...
1 comentario:
Shuuuu, no será mucho para una lluvia.....
En realidad estas para escribir un guión de película con tu dramatización estimada, jijijijiji!!!
Bueno, una más de tus aventuras nada más, como tantas otras.
Saludos
Franco
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