
Me llegó un mail en el que se enseñaba como ejercitar al cerebro y uno de los desafíos que planteaba era cambiar algo, que durante mucho tiempo hubiese estado fijo en un lugar, de posición. Y así lo hice, cambié el portalápices de mi escritorio de un lado al otro, y fue sorprendente mi reacción. Cada vez que necesitaba un lápiz, a pesar de ser yo misma la que lo había movido, mi mano automáticamente se iba a donde estaba antes.
Según en mail, eso es sólo falta de ejercicio mental, es decir, caer en la rutina y la cotidianeidad. Hay muchas maneras de solucionarlo y son cosas súper sencillas de llevar a cabo. Algo tan simple como cambiar el recorrido que se hace de la casa al trabajo, o ir variando la posición de los muebles de la casa o de la oficina, ya son ejercicios para el cerebro, porque debe acostumbrarse al cambio y con eso, las neuronas funcionan mejor.
Haciendo un análisis de mi día a día, me di cuenta de que en realidad, siempre hago los mismos recorridos. Bueno, claramente el recorrido a la pega no puede variar mucho. Sería medio complicado llegar a Santa Juana por un camino distinto a la Ruta de la Madera , considerando que es la única vía de acceso a esa comuna desde Concepción. Pero una vez en la oficina, mis tareas son siempre las mismas. Llego a prender el computador y leer los diarios locales y nacionales, para saber que ha pasado en el mundo.
A las 9:00 horas, voy a la oficina del Alcalde para ver la agenda del día, después de eso, vuelvo a mi computador para ver qué actividad de la semana puede ser de interés de los medios y empiezo a escribir los comunicados. Entremedio, vienen las salidas a terreno con el jefe, en las que también repito siempre lo mismo: tomar las dos cámaras (fotográfica y de video) y partir, sentarme en el asiento trasero, llegar al lugar (si es en el campo, seguro llego mareadísima) y, una vez ahí, comenzar a grabar y redactar mentalmente la nota. Después de eso, a veces hacemos un par de entrevistas, sacamos un par de fotos, y volvemos a la Muni.
De lunes a viernes, generalmente los días no varían mucho. Exceptuando que haya un acto o alguna ceremonia, ocasiones en las que el estrés es mayor, porque hay que preocuparse de algunos detallitos, para que todo salga perfecto. Por lo que, como me sé de memoria la rutina, no hay grandes cambios, lo que significa que mi mente no se ejercita mucho.
Después de este análisis (no muy profundo, pero análisis al fin y al cabo), estoy decidida a que, así como no voy a permitir que los guarenes me sobrepasen, debo luchar igualmente con la rutina, así que, a partir de esta semana, voy a ir variando el orden de las cosas sobre el escritorio, cambiaré de lugar las cámaras y cables que uso a diario, en lugar de esperar que llegue la Coty a saludarme, iré yo, y, como broche de oro, cuando llegue a Santa Juana, cruzaré la plaza por las otras esquinas y no por la habitual.
1 comentario:
Jaja, no te vayas a volver loca tanto ejercicio mental mira que de tanto cambiar las cosas puede que en algún momento ni siquiera te acuerdes donde las dejaste y ahí, más que ejercicio mental vas a querer matar al famoso amigo que te envio la cadenita con esto de los ejercicos para neuronas.. aparte de los improperios "mentales" que propinarás al mismo amigo, jijijiji.
Ya, saludos y espero tu memoria de esta semana
Chaolin
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