domingo, 28 de octubre de 2007

Camino a Elizabethtown

La tarde del sábado tuve la oportunidad de sentarme comodamente a ver la película Elizabethtown (o Todo sucede en Elizabethtown) una película preciosa que, sin entrar en grandes reflexiones, deja un mensaje que no se puede obviar.

La historia comienza cuando Drew Baylor (Orlando Bloom) es despedido de la empresa para la que trabaja como diseñador de zapatillas, después de crear un prototipo que resulta un fracaso mundial. En ese momento, su novia Ellen, decide terminar con él. Desesperado al máximo, Drew decide suicidarse. Cuando está en eso, lo llama por teléfono su hermana para darle la noticia de que su padre ha muerto y que él debe hacerse cargo de todo.

Drew decide dejar en pausa su suicidio, para cumplir el deseo de su padre de ser cremado, y toma un solitario avión hacia Elizabethtown, el pueblo natal de su progenitor.

Durante el vuelo conoce a la optimista y sonriente Claire (Kirsten Dunst), quien entabla conversación con él y le dibuja un mapa para que sepa como llegar a su destino.

Una vez en Elizabethtown, Drew llega a conocer realmente a su padre y descubre sus raíces familiares, a través de las fotografías e historias de su gigantesca y entusiasta parentela, que están decididos a enseñarles cuales son las cosas realmente importantes en la vida.

En medio del caos que se produce por los deseos de la madre de Drew, Holly (Susan Sarandon) de que se incinere el cuerpo de su marido, y el resto de la familia, que desea enterrarlo en el lugar que han mantenido durante cientos de años para él, reaparece Claire, quien, con su alegría de vivir, dará a Drew una nueva visión de las cosas que lo rodean.

Una de las partes que más me marcó de la película es el momento en que Drew decide ser honesto con Claire, y le cuenta acerca del gran fracaso en el que se ha convertido, a lo que ella le responde: “Ya, fracasaste, ¿y qué? Ahora lo que tienes que hacer es ir y poner todo tu empeño en otra cosa, y si vuelves a fracasar, lo vuelves a intentar”, una frase que muchísimas veces empleamos con los demás, pero que jamás asimilamos para nosotros mismos.

Es ahí, en Elizabethtown y en ese preciso momento, que Drew se da cuenta de que lo que ella dice es cierto. Cuando fracasamos, sentimos que el mundo se nos viene encima, y creemos que todos quienes nos rodean, nos harán sentir unos fracasados. Sin embargo, generalmente eso no ocurre, la familia y los amigos no nos echan en cara el fracaso, sino todo lo contrario, lo minimizan para que podamos seguir adelante.

El que Drew no creyera eso hasta que Claire se lo dijera me hizo pensar en todas aquellas personas que por enfocarse demasiado en su trabajo, hacen que su vida gire en torno a el y no se dan el tiempo para estar con las personas que más los quieren. Como dice un buen amigo: “Viven para trabajar, no trabajan para vivir”.

¿Cuántas veces hemos estado en esa misma situación? ¿Y por que nos mantenemos ahí una vez que nos damos cuenta? La respuesta es simple: por temor. Temor a no encontrar otro trabajo (especialmente si se es periodista en regiones), a que eso signifique quedarnos sin dinero, lo que finalmente nos llevará a no poder cumplir con nuestros sueños. En pocas palabras: por temor a fracasar frente a nosotros mismos.

Podría decirles “crean en ustedes y en sus propios sueños”, pero no soy quién para decirlo, porque a pesar del poco tiempo que tengo para estar con las personas que quiero, sigo en el mismo trabajo, porque al igual que muchos, siento ese mismo miedo. Sin embargo, creo que si dos personas en la misma situación se unieran, las cosas podrían ser distintas, porque podrían iniciar algún sueño en común e independizarse, cumpliendo con el sueño de todo trabajador de ser su propio jefe y distribuir las horas del día según sus necesidades (claro que una de las dos personas tiene que tener dinero).

Al finalizar la película, Claire le propone a Drew que realice un viaje solo por todo Estados Unidos, guiado por un mapa que ella misma ha hecho, en el que encontrará la música adecuada para cada momento y los lugares exactos que debe visitar. Un viaje que lo llevará a optar por una dirección inesperada, gracias a la mujer que le ayuda a ver el mundo que le rodea bajo otro prisma.

Quizás sea necesario para muchos de nosotros, comenzar un viaje hacia nuestro propio Elizabethtown.

1 comentario:

Lucho dijo...

Bueno, otra genial película de Cameron Crowe. Como todas las de él -auqnue no puedo opinar de la primera ni Vanilla Sky, por que no las he visto-.
Quiero ahondar en lo que mencionas de "...sin entrar en grandes reflexiones...". Para mí, esa es la mayor gracia de este director: La perfecta forma en que mezcla la música (a veces de su señora), tomas, movimientos de cámara y, claro, diálogo, para hacer escenas que te quedan grabadas en el corazón, pero que no tratan de nada más complejo que lo que te puede pasar a diario con tu pareja o amigo o tus viejos. Como botón de muestra: Cuando el niño de 'Almost Famous' empieza a correr por el aeropuerto para despedirse de Penny sin importar lo dork q se puede ver. Dificilmente se puede mostrar más amor en el cine sin diálogo, o tal vez un poco antes, cuando ella le pregunta si quiere acompañarla a Marruecos... Me acordé de otra, cuando Tom Cruise va corriendo por el aeropuerto para encontrarse con su señora, porque no estaba ahí con él, cuano está pasando por un momento feliz de su vida en Jerry Maguirre.